Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 50 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo que puede rondar los 2-3 meses.
El misterio de Grandstack es una historia de desbordante fantasía, de ilusionante aventura, donde la valentía y la terquedad de Marta, le hacen internarse sola en el bosque de Grandstack. En él, conocerá a duendes, gnomos, pájaros, ratones, que la ayudarán en su gran empresa, cuando se vea inmersa en la lucha del bien y el mal protagonizada por todos los animales del bosque. Aunque quien más le impactará será Bachk, el viejo roble, que le enseñará la importancia de los Kalirones en la vida del bosque.
Pero sobre todo es una historia de esperanza, de renacimiento y de inicio de la vida que hace mover la rueda de la existencia. Con la ayuda de Bachk sentirá como la vida se abre camino desde las entrañas de la tierra y de todo ser vivo, como cada año, al llegar la primavera.
Antonio Buzarra nació en 1952. Desde muy pequeño la naturaleza le atrajo, llegando a amar la montaña, donde ha subido muchos de los tres miles del Pirineo, así como el Toubkal en los Atlas Marroquíes, culminado su sueño al ascender en septiembre de 2017 el Kilimanjaro en Tanzania. Desde siempre le gustó el escribir, el plasmar sobre un papel en blanco aquello que pensaba que tenía que decir. Ha disfrutado en los escenarios, tanto haciendo teatro como cantando zarzuela, o en diversos coros.
En 2013 publicó su primer libro, Historias de una tierra, con el que buceó en el mundo de los relatos. Más tarde Fueron Mogam, su primera novela. Las lágrimas de la noche, La mansión Manfred y Albailda. En la primavera del 2021 fue Zapatos en el Danubio, y en diciembre publicó Logronio 1092
«Es un libro que te introduce desde el principio en la fantasía del bosque. Te hace vivir la aventura, y participar en la eterna lucha del bien y del mal. Te verás luchando codo a codo con Marta contra las hormigas. Volarás a lomos de los pájaros y sobre todo sentirás como nace la vida bajo tus pies, que junto a Bachk, el viejo roble, vivirás como cada año al llegar la primavera. Un buen libro para pasar una tarde tranquila y volver a tus fantasías de la infancia».
«Amanecía sobre el bosque de Grandstack. La fina lluvia que tan pertinazmente había caído durante toda la noche estaba a punto de acabar. Durante meses una inusual sequía había castigado la región convirtiendo en eriales ciertas zonas de los alrededores y agostando prados y collados, pero tras las últimas horas, la sedienta tierra del bosque se había empapado, cogiendo un poco de sangre para poder aportar vida a sus habitantes. Finos riachuelos de vivificadora agua recorrían el monte en todas direcciones, y como venas pertenecientes a Grandstack, repartían el precioso líquido por doquier. Sobre las hojas de los árboles minúsculas gotitas de agua bailaban con la suave brisa del amanecer. Venus apenas era ya perceptible, cuando sobre la loma que dominaba la aldea de Hachepack se dibujaba claramente la luminosidad de su perfil. Era el sol, que como pidiendo permiso, anunciaba su próxima salida.
Hachepack era una aldea escondida en la inmensa frondosidad de Grandstack cuya majestuosidad ocupaba toda la región y parte de las aledañas. Pero su diminuto tamaño no le impedía el competir en importancia y luminosidad con la grandiosidad de la gran espesura de Grandstack. Nadie en la aldea sabía en realidad qué significaba “Hachepack”, a lo mejor es que no les preocupaba. Se conformaban con ser un pequeño poblado, mejor dicho, una hermosa y pequeña aldea de no más de veinte casas, cuyo tamaño todavía no había hecho florecer la envidia en sus corazones. En realidad Hachepack vivía y moría al abrigo del bosque de Grandstack. Aquí y allá, robles, hayas, pinos y encinas se entremezclaban entre sí dándole un color verde característico. Sólo en otoño, con la regularidad que da el tiempo, un estallido de colores ocres pertenecientes a hayas y robles competían en belleza con los variados tonos de amarillo de álamos y abedules, sin olvidar los rojizos intensos de ciertos humildes arbustos que con su penetrante color parecían incendiar el bosque. Ante esta explosión de belleza se mantenía impertérrito el contrapunto de los aburridos verdes de pinos y encinas. Así, como si de una herrumbre maravillosa se tratara, se marcaban los dominios de cada cual sobre la inmensidad de Grandstack».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Malas Artes y Antonio Buzarra os lo agradeceremos.