Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 50 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo que puede rondar los 2-3 meses.
Eduardo Valle aparece muerto en su habitación en el Frenopático de les Corts.
Sobre el blanco brotaron pequeños meandros enrojecidos que surcaban los pliegues del algodón protector, anónimo de nombres propios. Ensangrentando su decidido recorrido vertical mientras las hebras del algodón dibujaban cenefas y preguntas divergentes de color rojo oscuro durante la caída.
A Eduardo Valle nadie le recordará, más allá del día de su muerte. A nadie le importaba su vida ni la falta de ella. Ya no está su madre Silvia ni su hermana Vera que calmen sus pensamientos díscolos y convergentes hacia la locura.
El inspector de policía designado al caso es Néstor Vives. Él odia ser policía, si ello significa serlo cuando no quiere serlo sobre noches demasiado cortas y mal resueltas.
Excepto, cuando está con Sandra y suena Radio Futura.
En 2009 comenzó a escribir un diario de viaje sobre la vida en un campo de refugiados, Sáhara en mí. Fruto de algunos viajes de cooperación sobre los campos de exterminio nazis, entró a formar parte de la Amical Mauthausen de Barcelona. Sobre el conflicto de la 2ª Guerra Mundial, escribió La Plaza de los Señores y Buenos Aires, la ciudad de la furia.
Ha coescrito dos poemarios, Clarinvidencia y Sobrevive a tus inviernos. Ha colaborado en La metáfora incompleta y en la antología de la poesía española contemporánea Y lo demás es silencio Vol I y Vol II. Sobre el final del franquismo y el auge de la banda armada ETA, escribió en el 2019, Lorca, tu nombre bajo el agua.
En 2022 publica con Ed. Planeta - Universo de Letras, Heredarás la sangre, sobre los últimos días de Salvador Allende.
Actualmente, conductor de clubs de novela negra y comisario de Temps Mort, La setmana de novel.la negra de Cardedeu.
«El grito es una novela negra en esencia, un retrato a la ciudad de Barcelona y a sus barrios del sur, a su historia reciente y al incesante cambio de sus calles y sus habitantes tras la designación olímpica. El Grito habla de la infancia, de las relaciones humanas, las buenas y, sobre todo, las imposibles. Habla de personas y sus demonios y de demonios actuando sobre personas.
El grito es un odio que avanza de forma definitiva atravesando la naturaleza interior».
«Bernal se subió sobre sus muslos y siguió con besos succionando el cuello. La silla crepitó y sus manos emergieron por debajo de la camisa, vomitando los botones salpicados por el pavimento. Vives introdujo sus manos por el pantalón agarrándole los glúteos con fuerza. La levantó violentamente en el aire golpeando su cabeza con la lámpara central. Bernal le mordió el labio mientras se dejaba arrastrar a la oscuridad. Saltaron hasta la cama mientras Vives recorría un rio entre sus senos electrificados ante la excitación. Jadeó brevemente con la respiración entrecortada. El planeó sus dedos sobre su sexo y ella su nuca agazapada sobre su espalda. Como suele ocurrir en las noches etílicas de sexo fugaz, los cuerpos se balancearon y golpearon durante unos minutos. No demasiados, pero suficientes para el encuentro de aquellos dos cuerpos desacelerados de sentimientos dóciles.
Entre aquellas sábanas emergieron algunos pensamientos para Montse. El amor platónico por prematuro, de aquel que nunca se sabrá si no funcionaron por velocidades dispares y necesidades mutuamente no resueltas. La quiso demasiado para la edad de la agitación vespertina de los amigos. Ella lo quiso y ese dolor es inabarcable. Se puede amar hasta la locura y morir en la orilla, quizás es la esencia de ese amor casi platónico, pero él sabía que ella le quería. Y ese dolor aún no había sanado, quizás nunca. Por eso se estrellaba en esos impulsos de violencia breves, porque le permitían seguir soñando. No le importaba tanto saber que jamás ella regresaría, como cómo dejarla de querer.
Sentía aquel amor como el primero verdadero y que nunca volvería a amar como entonces. Montse era suya porque él la retendría en su pensamiento. Para siempre. Sandra se dejó llevar como solo lo hacen las mujeres libres. Había resuelto todas las incógnitas de su vida, no por acompañarlos de finales felices, pero sí de finales, en definitiva. Había tenido y encadenado diversas relaciones breves sobre cuerpos nobles y correctos. Se había prometido dos veces sin amarlos debidamente. Había tenido un aborto de un amor residual, de un hijo pretendido por él sin pretenderlo ella. Se había centrado en su trabajo y encontró al peor amante del mundo. Aquel que la esperaría contra viento y marea. Aquel que no la odiaría, ni la olvidaría, porque había resuelto todas sus dudas para estar con ella. A Bernal no le importaba tanto saber que él nunca la abandonaría. No le importaba tanto saber que alguien había anclado su futuro a un puerto vacío, tanto como no confiar lo suficiente en ella como volver a caer en un amor sin amor. En engendrar una vida por no saber decir que no a tiempo.
Por dejar pasar el tiempo sin descubrir el verdadero amor verdadero: el amor propio».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Distrito 93, Óscar Esteban & Álvaro Gómez-Pantoja os lo agradeceremos.
