Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 50 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo que puede rondar los 2-3 meses.
Los cuerpos desnudos y sin vida de un hombre y una mujer, con una rosa entre ambos, yacen al amanecer en un parque de la capital española. De desentrañar este misterio se encargará un equipo de cuatro policías liderado por dos inspectores, una mujer brillante y transgresora que guarda un secreto y un hombre perdido al borde de su jubilación, a quien acompaña una vieja y sagaz amiga.
La investigación nos sumergirá en el ambiente de clubes de encuentro de prácticas sexuales alternativas y apps de citas en internet, descubriéndonos todo un abanico de personajes variopintos que se mueven por amor, miedo, venganza, o sexo en estrechos límites donde lo lícito y lo prohibido se acaban diluyendo.
Me llamo María Benedit Beltrán. Nací en Córdoba en 1959 y desde niña me gustaron las historias. Me llegaron primero a través de coplas que cantaba mi madre y después gracias a la lectura. Cuando entendí que podía crear mis propias historias, escribir se convirtió en una aventura tan apasionante que desde entonces nunca he dejado de hacerlo, combinando durante mucho tiempo esta actividad con la de mi trabajo como profesora de Lengua y Literatura. Fruto de ello son dos libros de relatos, Cuentos de miel y limón y Flores de ciudad y algunos premios, como los del accésit del V Certamen Literario Mujerarte (1994), el segundo premio del VI Concurso de Cartas de Amor del Ayuntamiento de Alcaudete (2010) y el premio del jurado de los Premios Bonobo de poemas eróticos (2020).
En 2019 traspasé los límites del relato con Alas de mujer (Utopía, 2020). El cedro y la rosa es mi segunda novela.
«Quien decida adentrarse en la lectura de El cedro y la rosa se hallará ante una novela de misterio con cadáveres, policías que tratan de encontrar culpables y situaciones y personajes donde nada es lo que parece. Hasta ahí, lo previsible. Pero, más allá de esto, se enfrentará a una serie de interrogantes a los que deberá dar su propia respuesta.
¿Es el mundo de las citas en internet coto privado de reprimidos y marginados? ¿Dónde una amistad deja de serlo para convertirse en una obsesión? ¿Hasta qué punto las vivencias de la infancia pueden transformarse en un lastre para el adulto? ¿Hay prácticas sexuales que convierten en monstruo a quien las realiza?
Y, sobre todo: ¿existen mentes criminales o, en determinadas circunstancias, cualquiera podría cometer un asesinato?».
«La diferencia entre estar dentro de la moralidad o fuera de ella queda delimitada por una delgada línea, un límite que los pacatos jamás se atreverán a cruzar, asegurándose así una existencia aceptable y… anodina. Nunca experimentarán sensaciones que los conmuevan hasta los cimientos, descargas de adrenalina que les recuerden a cada una de sus células que están vivos: furiosa, peligrosa y salvajemente vivos.
Yo la crucé.
No estaba previsto; simplemente una cosa fue llevando a la otra.
La mordí primero para saborearla y para que supiese que era mía. Más tarde, rajé su piel sólo con el objetivo de lamer su sangre; un instinto primigenio, herencia de nuestros más remotos ancestros depredadores. Con la afilada punta del diamante de mi anillo tracé la primera línea y observé cómo de la precisa y profunda incisión manaba el líquido rojo, mientras ella reprimía un gemido. Luego quise más y fui añadiendo nuevos cauces que aplacaran mi sed, que, no obstante, iba acrecentándose a medida que el flujo era más abundante. Llegó un momento en que ya no me bastaba con lamer; necesitaba más y empecé a chupar, a devorar, mientras un frenesí mezcla de gozo y agonía me obligaba a abrir también regueros en su otro hombro. Aunque ella había soportado bastante bien hasta entonces, pareció haber llegado al límite en ese momento; sin embargo, yo ya no podía detenerme. Seguí dibujando cuidadosamente en su cuerpo las figuras destinadas a mostrar su sometimiento y mi fuerza infinita. Y lo hacía consciente de estar firmando mi creación».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Distrito 93 y María Benedit Beltrán os lo agradeceremos.