Marcos Morales es un joven periodista estancado que se encuentra, de pronto, ante la oportunidad de su vida: resolver un enigmático caso de asesinato que ocurrió diez años atrás. Su proximidad emocional a la historia lo llevará a aceptar el desafío, pero también le causará grandes estragos.
Marcos reúne, después de años, a todas aquellas personas con las que compartió los mejores momentos de su vida y, de nuevo conectados al mundo ecuestre, retomarán relaciones perdidas y descubrirán cosas, los unos de los otros, que hubieran deseado que se mantuvieran en secreto de por vida.
Marta Navarro Ros, almeriense de nacimiento y murciana de corazón, siempre ha sido una apasionada de la literatura. Su inquietud y creatividad la condujeron, desde una temprana edad, hacia el mundo de la escritura. Largas tardes de trabajo en su época adolescente la llevaron a posicionarse entre los diez finalistas del Premio Planeta con tan solo 20 años.
Además de la literatura, es una apasionada de la música, de formación autodidacta y actualmente enfocada en la composición, con aspiraciones de llegar a ser una buena cantautora.
Esta obra, Desde Dentro, también es fruto en parte de otra de sus grandes aficiones, la equitación. Sus conocimientos y puntos de vista sobre el deporte se plasman en las páginas de esta novela, que representa con fidelidad el trabajo que hay detrás de unas cuadras.
«Te diré un secreto: montar a caballo no se me daba demasiado bien. Casi siempre andaba peleándome con los bichos que montaba y de cuando en cuando acababa con las costillas en el suelo. Pero no por ello dejé de hacer lo que amaba, no por ello me rendí. Desde Dentro, como cada caballo que maldecía cuando salía despedida de la montura, me ha dolido, pero también me ha enseñado mucho. Esta novela ha intentado escupirme de su lomo varias veces, no nos vamos a engañar, pero la equitación me enseñó a ser una garrapata y a no achicarme ante los inconvenientes. Y gracias a eso, ahora me siento orgullosa de ver que tú conoces a todos esos personajes que han sido tanto para mi.
Entre las líneas de Desde Dentro están mis mejores años, las lecciones más valiosas que aprendí, los caballos más increíbles que conocí. Entre las líneas de Desde Dentro me vas a encontrar a mí: una chiquilla apasionada de los caballos, escribiendo historias de personajes inventados que tuvieron la mala suerte de caer en manos de una autora a la que le gustan los finales turbios.
De verdad espero, con todo mi corazón, que disfrutes de mi Marcos, a quién he visto crecer durante más de dos años. Y que te enamores de Alicia, como lo hice yo. También espero que aprendas de los errores que ellos cometieron, y también de sus aciertos. Y que ese gran caso que a ellos les cambió la vida te haga pasar algún que otro buen rato, disfrutando de la lectura y aprendiendo de la equitación, que a mi me ha regalado los consejos más útiles que guardaré y usaré siempre, en cada faceta de mi vida».
«La luz del baño estaba encendida, pero el señor no contestaba. Los jueves por la mañana no madrugaba a menos que tuviera partido. Marcelina no recordaba si el señor tenía partido aquel jueves.
Se acercó a la puerta y tocó dos veces seguidas. Enunció las palabras que tanto repetía otras dos veces, después: “¿Señor? ¿Señora?”. Pero no obtuvo respuesta. Su voz gangosa rebotó a través de las paredes del pasillo.
La madre de la chiquilla le había advertido de que en aquel oficio más valía hacerse el loco y callar que hacer demasiadas preguntas, así que Marcelina no sabía muy bien por qué la señora vivía en casa del señor Pacheco desde antes de que empezase a trabajar para él.
Decidió no limpiar el baño y, cuando el señor volvió sudoroso y hambriento cerca del mediodía, Marcelina le advirtió de que no había visto a la señora en toda la mañana. Rafael se acercó a la puerta del baño y tocó dos veces seguidas. Marcelina lo observaba desde el pasillo, sin disimular. El señor le pidió que bajara y pusiera en marcha la plancha.
Él, preocupado, aporreó la puerta. No podía haberse quedado dormida durante tantas horas. Algo no iba bien.
Sacó la poca energía que le quedaba después de la paliza que había recibido esa mañana en el campo de fútbol y rompió la cerradura de un empujón.
Le dieron náuseas cuando la vio. Olía a muerte y a canela».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Distrito 93 y Marta Navarro Ros os lo agradeceremos.