Alfredo recibe una llamada telefónica donde le anuncian que Germán ha fallecido. Esa noticia desencadena en su memoria de Alfredo, un sin números de recuerdos y entre ello recuerda cuando Germán le obligaba a salir por las noches a robar, siendo aun niño. Germán era abigeo y por las noches salía a robar los animales de la comunidad. Alfredo tenía que aprender todas esas mañanas de lo contrario recibía una golpiza. Todo esto sucede en los andes del Perú, donde la desdicha de muchos niños como Alfredo, es común. Ante esas desdichas, Alfredo emprende una aventura junto a su tía Juana, donde es testigo de escenas de terror y corrupción de las autoridades en su comunidad.