Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 50 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo que puede rondar los 2-3 meses.
La historia de esta novela se puede ubicar en una zona de la España rural de comienzos del siglo XX, podría ser perfectamente en un pueblecito de la ancha y fértil Castilla.
El hambre y la miseria era predominante entre la población en general de esa época y de esa sociedad. El buscarse en ese mundo un «trozo de pan» que echarse a la boca diariamente y tener «un techo» donde refugiarse los fríos días de inviernos, o de los calurosos del verano, eran una necesidad imperiosa y de una lucha continua. Se hacía o se admitía realizar cualquier acto del tipo que fuese para poder conseguir esos bienes tan ansiados y necesarios. En una sociedad como esa puede emerger fácilmente «el mal», prácticamente inmune a la justicia, no tiene el más mínimo reparo en abusar y aprovecharse de las necesidades de los más desgraciados y de la forma más inhumana que se pudiera pensar. En contraposición y de forma sorprendente, un acto vengativo viene a poner paz y justicia a esa sociedad eliminando a ese «mal» de la noche a la mañana y llevando una cierta tranquilidad y esperanza a esa maltrecha población.
Fagüy, diplomado Universitario en Enfermería, ha ejercido su profesión en la sanidad pública durante más de cuarenta años, la mayoría de ellos en un hospital pediátrico, actualmente está jubilado. Ha realizado dos estudios científicos, uno de ellos fue premiado con el máximo galardón a nivel de la Comunidad Autonómica Andaluza.
Amante de la literatura, lector asiduo y escritor por amor a las letras y como entretenimiento. Tiene escrita varias poesías, cuentos, microrrelatos y cuatro novelas. Una de ellas, Denia, presentada a concurso, Distrito 93, mereció la mención del jurado y del representante de la editorial.
«Denia, es una novela muy fácil de leer. Según los que la han leído, y coincido con ellos, narra una historia que te engancha, y es la clásica que lees del “tirón”. Si la tuviera que definir con varios adjetivos, los tendría, y todos positivos. “Entrañable” sería el que escogería. Aún hoy, y después de haberla leído en varias ocasiones, me sigue estremeciendo una serie de pasajes de la misma. Su contenido en general tiene un poco de todo, denuncia social, intriga policiaca, amor, odio, costumbres de un pasado no muy lejano, y personajes peculiares.
Mantiene el interés del lector durante toda su lectura y hasta que no llegas al mismísimo final no se desvela la intriga, la cual es totalmente sorprendente e inesperada.
Merece la pena leerla, es agradable y amena».
«Fue un domingo al mediodía el comienzo de la resolución de la encrucijada en que se encontraba el capitán. Fue cuando Lúpulo con su mujer e hijos, salían de la iglesia y paseaban dirección a su casa por la Plaza Mayor, cuando de repente, Denia, se paró en medio de la misma, y dirigió su mirada hacia la bodeguita, allí se encontraban tomando una copa de vino el capitán con algún otro guardia civil, ante la atónita mirada de los demás familiares, ella se dirigió con pasos firmes hacia donde se encontraban, cuando llegó a la altura de ellos y mirando directamente al capitán se paró delante de él, y con voz firme y tranquila, le dijo.
—¡Los asesinos están enterrados!
Continuó durante unos segundos más sin apartar sus ojos de él, a continuación se dio la media vuelta y se dirigió hacia los que la esperaban. Quedaron todos los presentes sorprendidos, preguntándose que había querido decir, hicieron algunos comentarios sobre el nivel de la capacidad intelectual de la jovencita, al rato dejaron de hablar de ello y continuaron charlando de sus cosas, todos se olvidaron de lo que había dicho Denia, todos menos el capitán, no solo de lo que le dijo, sino también de la expresión de su cara y de la mirada con la que le observó mientras se lo decía. Este comenzó a darle vuelta al asunto, por unos momentos tuvo la intención de dirigirse hacia donde se encontraba la pequeña para que fuese más concisa en su afirmación, al instante rechazó la idea, en todo caso si persistía en la misma, el de seguir pensando en ello, al día siguiente por la mañana le pediría que se la aclarase. Continuó el capitán toda la tarde con el mismo estribillo rebotándole en la cabeza, sobre lo que había querido decir la jovencita, lo que más le tenía absorto fue la forma de decírselo. No habló de ello con nadie, a la única conclusión que pudo llegar el capitán en sus especulaciones era que Denia conocía la identidad de los asesinos y estos habían muerto por las gripes pasadas. Aunque esa hipótesis era difícil de creer por las condiciones en las que se encontraba la pequeña.
“¡Los asesinos están enterrados!”
Frase que se repetía en su cerebro de forma machacona.
Estuvo por la tarde de nuevo tentado de ir a buscar a Denia, pero al final comprendió que sería mejor hacerlo a la mañana siguiente, si es que persistía la intriga y la duda sobre lo que dijo.
Cuando esa noche se fue a acostar seguía con la misma “cantinela”».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Distrito 93 y Fagüy os lo agradeceremos.
