Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 50 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo que puede rondar los 2-3 meses.
Un locutor de radio va a tener su propio programa en una emisora de nueva creación. Una emisora distinta, que va a tratar de ser imparcial y ecuánime, sin colores, a diferencia de la mayoría de los restantes medios. Su programa es rompedor en muchos campos, lo cual le va a traer más de un dolor de cabeza.
Casi a la vez que ellos empiezan su emisión, un caso conmueve al país. Una famosísima actriz y un torero primer espada, que hasta entonces eran pareja, se lanzan acusaciones muy graves, violación incluida. La jueza que se va a encargar de llevar el caso es una ilustre veterana que lleva media vida intentando ingresar en el Tribunal Supremo, pero actualmente está pasando una mala racha, recién divorciada y al borde de la depresión.
Una novela que retrata una sociedad dividida y polarizada, que dibuja un sectarismo feroz que toca a casi todos los sectores, que fagocita a aquellos que quieren alejarse de estos extremismos y aúpa a los que se suben a esta ola. ¿Ficción?
Tengo 47 años, estoy casado y soy padre de dos hijas. Trabajo de ingeniero en una empresa desde hace ya dos décadas.
Nací en Almería aunque desde hace ya muchos años vivo en Lorca (Murcia), por lo que se podría decir que tengo «doble nacionalidad», me considero tanto andaluz como murciano.
Mi gran pasión es la literatura y la escritura en particular. Esta sería mi cuarta novela. Tengo publicadas las tres anteriores, que versan de temas muy diferentes. Las dos primeras fueron publicadas por pequeñas editoriales; con la tercera me lancé a la aventura de la autopublicación a través de Amazon.
«La línea divisora que va del genio al loco es tan difusa que Víctor Frutos no sabe en qué grupo incluirse. A veces se cree un visionario. Un visionario al que nadie puede sacarle de la cabeza que el futuro debe ir por el camino emprendido por él. Actualmente lo hace en dirección contraria, por tanto, él se acerca más a la definición de loco. E ir por el carril opuesto trae consecuencias. Lo sabe. O debería saberlo. Con frecuencia se le olvida. A veces subestima las consecuencias de hacer lo que el salmón, remontar el río a contracorriente. Es duro no tener un grupo con el que identificarte, una comunidad a la que considerarse adherido. Porque a pesar de haber trabajado desde que acabó la carrera, de haber encontrado acomodo en un sitio o en otro, de haber podido realizar su labor con más o menos solvencia, con mayor o menor libertad, nunca se ha sentido parte de un proyecto. Cualquiera de esas naves en las que embarcaba, él parecía más un polizón que un miembro de la tripulación.
El sueño de desarrollar el oficio deseado se fue transformando en pesadilla en cuanto comenzó a trabajar, debido a que se marcó un órdago: no quería hacer seguidismo. Sobre todo, de ciertas prácticas muy instaladas, no ya en su campo, en la sociedad entera. Y eso se paga.
Por tanto, no debería contarse como sorprendente aquel suceso que le hizo perder su puesto. Era como la crónica de una muerte anunciada, no literalmente, obvio. Más bien fue un punto y aparte. Pero cómo le dolió. Ya estaba consolidado y de pronto, la fatalidad va y le da un sopapo que le deja en el sitio. La fatalidad, por no dar los nombres y apellidos de los culpables que perpetraron su desdicha. En ocasiones es el diablo el que se disfraza de desgracia sin autoría. Otras, en cambio, son los humanos los que clavan su puñal por la espalda. Y como es conocido que el destino es caprichoso y juguetón, algo que utilizan con frecuencia hasta en publicidad, de una tragedia puede salir algo nuevo, algo bello.
Qué es si no el nacimiento de un ser humano, de cualquier ser viviente. Nacemos del dolor de una madre, y ahí se genera algo maravilloso, una nueva vida. La naturaleza en sí está repleta de hechos como ese. La carne de un animal muerto sirve para dar alimento a otro. La vida y la muerte están constantemente acariciándose entre sí. Eso sí, hay que tener en cuenta que esa vida por vivir se encuentra llena de obstáculos por solventar. No hay camino de rosas. Los escollos son constantes y al mismo tiempo, un desafío. Los retos que nos hacen levantarnos cada mañana con la necesidad de comernos el mundo.
Estar rozando los cuarenta es el momento ideal para rascar la gloria, se dice a sí mismo. Gloria, gloria, tampoco. Un cierto salto cualitativo, que no cuantitativo. No es una edad muy temprana, que envilece al más sensato, ni una edad tardía, que ya no te deja margen de disfrute suficiente. Para un periodista puede ser el cenit de su carrera. Nada de esto debe modificar su modus operandi, su forma de actuar. Que la fama, aunque sea modesta, no se le suba a la cabeza. Solo un breve y fugaz instante pierde en plantearse lo que hará si en un futuro próximo esta oportunidad viene acompañada de una lluvia de millones. No puede alejarse de lo importante, por mucho que desee con fuerza una casita en la sierra en vez de su piso incrustado en la urbe, o un deportivo de alta gama.
Lo de mejorar su aspecto tampoco entra en sus cánones. Pudiera ser una opción sin perder su esencia. Debería hacer más ejercicio ya que el deporte y él se abandonaron mutuamente en la universidad. Ahora va a tener menos tiempo libre, no cree que logre ese propósito. Sigue siendo un tipo tirando a flacucho y, aunque no excesivamente alto, la genética no se ha portado mal con él porque no cuida en exceso la alimentación. Otros de su quinta ya han cogido esos kilos que llegan con tanta facilidad y que eliminarlos cuesta un mundo. A él no le ha pasado».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Distrito 93 y Ramón de Haro os lo agradeceremos.