Más o menos es así como me siento ahora, pues yo conocía a Darío y a Elsa incluso años antes de que ellos dos vivieran juntos. En esos recuerdos suyos me he apoyado para tratar de explicarme la forma tan espantosa en que acabó su relación. Y luego he inventado, a partir de la nada, sucesos, palabras y conversaciones enteras que o bien se perdieron sin que nadie guardase memoria de ellos, o nunca llegaron a existir, pero que para mí daban claridad a algo terrible, doloroso y oscuro.
Alejandro Ruiz Criado, soy licenciado en Historia del Arte, informático, agricultor ecológico y autónomo entre otras cosas. Si se le suma que escribo y he ganado unos cuantos concursos, los que son mis amigos me llaman hombre del Renacimiento, aunque más bien me considero un culo inquieto.
He aparecido en antologías de relatos en EE.UU., Sudamérica y Europa. Mis obras en drama más representativas son Teatro, representada en La Casa Encendida de Madrid, en diciembre de 2010 y producida y realizada por RNE3; Agua Rosada, Accésit 1º Certamen de textos teatrales Sierra de Béjar 2015.
Guionista de cortometrajes. Grafómano compulsivo. Publico o no, quizás por eso escribo tal y como quiero.
«Una visión sobre el tema de la violencia entra las personas. Al mismo tiempo que una reflexión sobre los hechos de delito, culpa, víctima y verdad. Un estudio sobre la conducta humana, cerca de cómo cambia la percepción y los valores por un hecho accidental, es decir, no sujeto a la voluntad del ser humano.
Un texto que presenta más cuestiones que respuestas, esta las deja para que las resuelva el lector».
«Los conocía desde hacía mucho, desde que todavía éramos jóvenes y, aun así, nunca he logrado comprender qué fue lo que sucedió. Ahora ya han pasado años y a menudo he pensado en su historia y en la forma en que esta terminó.
Si no tomé antes la decisión de sentarme ante un montón de hojas en blanco a aplicarme sobre ellas, fue porque sabía que me faltaban datos. Yo solo había asistido a escenas concretas de la historia, y no siempre significativas para la misma, y me daba cuenta de que solo disponía de una visión parcial, de que había mucho más allá de los hechos tan terribles que tuvieron lugar.
Con el paso del tiempo los últimos rescoldos del incendio se enfriaron del todo y los posos se asentaron mansos en el fondo de mi memoria. Allí estaba todo de lo que disponía para trabajar, aunque no fuera suficiente. Transcurrieron los años y esos restos se fueron consumiendo por el propio paso de los días, pero también se fueron ordenando. Una corriente interna se formó gracias a todo lo que leí, escribí y experimenté, transformando el continente y a su vez modificando al contenido. Pues si los recuerdos eran los mismos, yo ya no lo era y podía llegar más lejos con las suposiciones y conjeturas, que se adaptaban y daban sentido a esas pobres escorias calcinadas que atesoraba en mi cabeza.
A través de la madurez y de la experiencia encontré el valor para enfrentarme y dar con una solución sobre una pregunta que me inquietaba y me atemorizaba. De modo que estas líneas son el conjuro contra el miedo a lo desconocido, ya que donde hay luz no tienen lugar donde esconderse los monstruos que nos acechan.
Tan solo con mi pobre ingenio logré clasificar los recuerdos, los comentarios que me habían llegado a través de otras personas, las mentiras que sabía que se habían tomado por certezas, las verdades que no habían sido creídas, junto con hechos muy anteriores a los momentos más decisivos que, bien entendidos, podían otorgar un valor u otro a todo lo que había sucedido».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Distrito 93 y Alejandro Ruiz Criado os lo agradeceremos.