Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 50 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo que puede rondar los 2-3 meses.
A principios de la década de 1980 surge en Oriente Medio una persona misteriosa, con el rostro oculto bajo una capucha, que posee una nueva clase de arma extraordinaria. Se trata de un pulso energético capaz de inhibir el mecanismo del cerebro encargado de liberar la violencia.
Con la intención de capturar con vida al insurgente las Naciones Unidas forman un comité para atraparlo. La tarea de dirigir la comisión recae en Dominique Billard, una francesa transigente y descuidada incapaz de controlar a sus subordinados. Los integrantes de este grupo son de lo más variopinto: un inglés septuagenario con incontinencia urinaria, un vaquero con unas habilidades salivales propias de una llama, un rudo coronel americano traumatizado por la no violencia, un japonés díscolo y maleducado, y una científica judía, esquizofrénica, que ha creado un «monstruo».
Según mis padres, y el documento de identidad, me llamo Alexander Frías. Nací en una tarde fría y lluviosa de Bilbao (aunque suene a cliché, es así) del año 1983. Desde mi anodina infancia resido en Palma de Mallorca, lo que me ha proporcionado una visión más amplia de esa gran cultura y también un bronceado natural que está bastante chulo. Llevo intentando escribir más de una década; sin embargo, hace poco que empecé a tomármelo en serio. Hasta que no encontré el estilo que me convenciese no llegué a culminar ninguno de los proyectos que tenía en mente.
También soy cinéfilo desde que tengo uso de razón, motivo por el cual decidí estudiar audiovisuales. Lo que más me interesa de las películas son las historias; los giros de guion, las estructuras vanguardistas, las tramas elaboradas, los finales sorpresivos, etc. De ahí que me decantase por escribir narrativas de ficción.
«Una historia de no violencia es una novela cosmopolita, gamberra, soez, bizarra, psicodélica, estrambótica, sardónica y quisquillosa. No se podría englobar dentro de un solo género, pues posee elementos de la ciencia-ficción, de la ucronía, de la intriga, de la tragicomedia… básicamente sería una macedonia de géneros.
Está escrita en tono sátiro y se caracteriza por su frenetismo y exceso de recursos humorísticos, si bien transmite un mensaje conciliador de paz y de unidad generalizado. La idea de cómo se comportaría una sociedad en la que no existieran las guerras y en la que nadie pudiese ejercer ningún tipo de violencia. Una exposición subjetiva de los miedos y de los valores que determinan la actitud de las personas.
Pero dejando de lado los tecnicismos, que están muy bien, he de decir que la obra es un auténtico carrusel de excentricidades».
«Surgiendo de entre la muchedumbre, una figura misteriosa, disfrazada de monje, se encaminó tranquila e inexorablemente hasta el lugar de la pugna. Conforme avanzaba la gente se iba apartando, pues aquel tipo rivalizaba en tamaño con el Goliat del pueblo. Portaba una túnica holgada, coronada por una capucha carmesí, visiblemente raída, y su forma de andar era torpe, como si arrastrase una carga pesada o estuviera en un planeta con una gravedad superior a la de la Tierra.
Judinberg aparentaba el mismo desconcierto que los musulmanes y no dijo ni una palabra hasta que tuvo al sujeto a escasos diez metros.
—¡He dicho que la frontera está cerrada! ¡Si no se detiene abriremos fuego!
Inmune a las amenazas del soldado, el insurgente prosiguió su marcha hasta alcanzar la linde del perímetro.
—¡Este es el último aviso! —El sargento desenfundó su pistola—. ¡Retroceda!
Pero no retrocedió.
—¡Se acabó! ¡Abran fuego!
Con un movimiento raudo, aquel estrafalario monje activó un resorte que tenía en la espalda, a la altura de los riñones, y de su cuerpo surgió una luz destellante, de color verduzca, que irradió toda la zona. El haz lumínico se expandió atravesando a todas las personas que allí se encontraban, incluido Mahmud, que sintió un leve cosquilleo recorrer su sistema nervioso.
Una vez el efecto refulgente del pulso hubo cesado algunas voces volvieron. Murmuraban atónitas acerca de lo sucedido. Otras seguían mudas, incapaces de dar respuesta a un acontecimiento tan extraño. Desconocían cual era el propósito de aquel truco deslumbrante… más pronto lo descubrirían.
Asustado, Judinberg pensó que se trataba de un nuevo tipo de arma biológica y decidió que su muerte no sería en vano; se llevaría a unos cuantos enemigos por delante.
—¡Fue... fuego a discreción!
Tanques, ametralladoras, fusiles; todos guardaron silencio. Ni una maldita bala se escapó por accidente. Los palestinos se miraban de soslayo incapaces de comprender lo que estaba pasando. Tampoco se lo podían explicar los israelís, que notaban como si una fuerza interior actuase en contra de su voluntad incapacitándoles para disparar sus armas. Cientos de musulmanes, al ver la indefensión de los judíos, se adentraron en territorio de Israel cantando vítores y alabando a su dios por aquel acto piadoso. Ningún soldado pudo evitar que pasasen; fueron incapaces hasta de pedirles la documentación.
"Dios no ha sido quien nos ha salvado, ¡ha sido ese hombre!". Mahmud contemplaba absorto como el monje se alejaba del lugar discretamente. Caminaba solo, en dirección hacia El Líbano y sin que nadie le prestase atención… tampoco él la buscaba. Por un momento dudó en seguirlo, anhelaba convertirse en discípulo suyo. "Alguien capaz de extirparle la maldad a un hombre debe ser un mesías", pensó. Sin embargo, la llamada de su madre zanjó el debate interno. Habiba le apremió para que recogiera su carga y se pusiera en marcha ahora que el camino estaba despejado. Bueno, seguía sembrado de soldados, aunque eran igual de inofensivos que la Guardia Suiza. Sin la capacidad de retenerlos usando la violencia no les quedó otro remedio que pedir refuerzos por radio».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Distrito 93 y Alexander Frías os lo agradeceremos.