Una gran trayectoria.
Se Abre el Telón Teatro, es una asociación sin ánimo de lucro, que se constituye hace seis años y que cuenta con doce actores en la actualidad, de Málaga, Cártama y Alhaurín de la Torre.
En este espacio de tiempo ya hemos interpretado un importante número de obras teatrales, entre ellas "Por fin vuelvo a mi tierra", "Ana, 11 de marzo", "El Pésame", ”Un Idilio Ejemplar”, "Como la vida misma", “Sobreviviré, a pesar de todo” o "Por ser mujeres", todas ellas de gran éxito dentro y fuera de nuestro municipio.
En Alhaurín de la Torre hemos colgado ya el cartel de "No hay entradas" en varias ocasiones, siendo igualmente apreciados en otros municipios como Cártama, donde nos concedieron el honor de inaugurar el Teatro Carthima, en Antequera, Alora y en diversos puntos de la capital, en Diputación, Campanillas y Churriana. En Málaga capital, en 2014, estuvimos en cartelera 2 meses con la obra “El Pésame” en el Teatro Alameda.
Teatro y labor social.
Una combinación que "Se Abre el Telón Teatro" han sabido conjugar a través de sus actividades, ya que no sólo no recibimos ningún tipo de subvención sino que además, con la venta de las entradas de nuestras actuaciones, una vez cubiertos los gastos de la representación, lo destinamos a alguna organización benéfica.
Hemos colaborado con organizaciones como Cudeca, Cruz Roja, Sociedad Protectora de Animales de Málaga o la Cofradía de la Esperanza y en Alhaurín de la Torre con Cáritas y A.M.A.T., estando abiertos a colaborar con cualquier otra asociación de carácter benéfico.
Además, dentro de nuestras actividades sociales, hemos puesto en marcha un Taller de Teatroterapia, dirigido a adultos y niños, que en la actualidad impartimos en Cártama y en 2015 Un Laboratorio de Formación e Investigación .
El Laboratorio de Artes Escénicas
Es un espacio de intercambio, encuentro y reflexión facilitando la formación, la experimentación.
Dirigido a todas aquellas personas que tengan inquietudes por conocer el mundo del teatro y avanzar un poco más allá de los cánones establecidos.
El taller-laboratorio busca agrupar a personas comprometidas en la creación escénica contemporánea.
El Laboratorio de Se abre el telón TEATRO, es un área interdisciplinario de educación continua dedicado a la investigación, difusión y realización de obras teatrales, facilitando la formación, la experimentación y la confluencia de conocimientos y experiencias.
Dirigidos a bailarines, actores, directores, coreógrafos, músicos, cantantes y estudiantes de teatro y danza interesados en el aprendizaje de técnicas y metodologías alternativas para el enriquecimiento de su desarrollo profesional y profesional.
Los Últimos Días
Fría, oscura, implacable e incómodamente plausible, Los Últimos Días ofrece una nueva perspectiva sobre la historia de zombis (en inglés zombies) tradicional. Nos transporta a un mundo enterrado bajo las cenizas de la devastación, barrido por una pandemia de proporciones delirantes, donde el ser humano se ha extinguido casi por completo. Pero lo que hace diferente a esta historia es que los hechos están narrados desde una perspectiva muy peculiar.
Ambientada en una Málaga post-apocalíptica. Un soplo de aire fresco en el que el género se reinventa como jamás se hubiese podido imaginar.
Nada permanece muerto mucho tiempo. Los muertos están volviendo a la vida, inteligentes, decididos… y hambrientos.
Materialización de un fenómeno subconsciente
Aunque siempre presentes, los zombis han ganado relevancia con el más o menos reciente auge de películas y series diversas. En su estructura y a partir de su significado, el zombi es el muerto que vive, una metáfora de la inconciencia y por lo mismo, del actuar en forma estúpida.
Como el letrero que nos avisa de una curva, los zombis se presentan aterradores; algunos torpes, tenaces e incansables, otros vertiginosos y resueltos, todos agresivos, letales y seguramente fétidos.
En cierto modo, el apocalipsis zombi nos plantea una situación intolerable, y juega con esa búsqueda de los límites, ese punto en que preferiríamos la muerte a la supervivencia.
En palabras de Borja Crespo (1998), “el lado oscuro de la condición humana queda descubierto ante nuestro horror, mostrándonos el verdadero peligro de una sociedad en descomposición: nosotros. Los cuerpos sin vida que se arrastran ante nuestra mirada son nuestra proyección”.
Y es que uno de los miedos que despierta la figura del zombi en nuestro subconsciente es la del miedo al otro, a la masa descontrolada.
Su iconografía pertenece a nuestra cultura posmoderna porque representa el pánico ante las grandes sociedades, a las estrategias globalizadoras que poco a poco alteran los regímenes de asociación y pertenencia al entorno social en el que vivimos. En las grandes concentraciones urbanas en donde el otro no es vecino, sino motivo de alerta, la simbología del zombi constituye esa humanidad desconocedora de sí misma, errante, peligrosa. La paranoia rige la lógica de las sociedades actuales. El zombi es el otro que me devuelve mi reflejo, un reflejo empantanado por la degradación de la carne.
Una partida perdida, puesto que, como buenos zombis, no sabemos que lo somos. Nuestro cerebro está dañado irremisiblemente.
El zombi como metáfora de nuestra civilización puede haber sido tan exacto que, al final, se ha convertido en un fenómeno real. Una figura de la psique colectiva que se materializa en el tiempo y espacio precisos.